Inmersión lingüística II


"Los maestros promoverán el uso del catalán en las aulas, el patio y el comedor"



Ante noticias como la que nos ocupa, hay diferentes formas de encajar esta nueva intromisión en los derechos individuales que la administración de la Generalitat se dispone a perpetrar.
Una de ellas jocosa, sin menospreciar a la indignación , y otra analítica.
Ya en su momento, intentaron normalizar a los primates , poco después lo volvieron a intentar con los “usos lingüísticos” empleados en los actos sexuales, después nos dijeron como debíamos bailar, y ahora nos presentan un nuevo remake de la Ley de Inmersión Lingüística.
El problema principal de una política lingüística como la actual es cuando se hace “contra” y no “ a favor”.

Se puede impulsar, incentivar, promover y demás acciones destinadas al libre acceso y uso de una lengua en particular. Sea esta el castellano, el catalán, el bable, el urdú o el empleado por los indios cherokes. El problema viene dado, cuando se intentan cambiar ( normalizar) los usos actuales empleados por los ciudadanos, sean adquiridos estos por herencia, utilizados por conveniencia o circunstanciales de lugar.
Para llevar a cabo este tipo de ley hay que encontrar un motivo, más aún, un enemigo imaginario, y después legislar “contra” él. A ser posible, el enemigo no debe ser una persona física, un colectivo o una parte de la población. Suele ser un uso, un método de comunicación. Así se aseguran que el enemigo no se pueda defender, simplemente recibir los golpes.

Normalmente, las leyes vienen precedidas por la necesidad de ellas, aquí se invierten los términos. Primero se legisla restrictivamente y después se buscan los motivos.
Otras de las carencias que hacen que no sea preceptiva esta ley son los banales motivos por los que se dice que es necesaria.
Se suele hablar de la “supremacía del castellano”, “para que no se pierda la lengua catalana” , etc…
Es curioso, como bien dice Félix Ovejero a la hora de rebatir la premisa de la supremacía lingüística del castellano, que la libertad de elección lingüística en una comunidad, dependa del idioma que se habla en México. Que el castellano se hable en buena parte de Iberoamérica y en una amplia parte de la ciudadanía catalana no da derechos para restringir su uso individual.
Como en Montevideo se habla en español, mi hijo no le puede pedir la pelota a su compañero de clase en el patio en el idioma que utiliza frecuentemente ni pedir un “chusco” de pan en el comedor. Antes hay que centrifugar la lengua y sacar la limpia, la propia del país.
Otra de las enfermedades que tiene la sociedad catalana y que hace que nos receten inmersión es la necesidad de promover la supremacía de una lengua por encima de otra es, para que no se pierda la lengua catalana.
Para empezar, esta afirmación se basa en una concepción fatalista interesada que no se ajusta a la realidad. Se considera, que para que una lengua esté en peligro de extinción técnico, esta deberá ser utilizada por una cantidad inferior a 100000 ciudadanos, y se estará conmigo que por suerte, la lengua catalana no se encuentra en una situación similar a la del lince ibérico.
Si aún así, fuese motivo suficiente para modificar los usos individuales, se me ocurre una similitud y una posibilidad que podrían hacer variar el rumbo de la inmersión lingüística II.
¿ Que pasaría si se consigue el propósito final y se consigue la supremacía lingüística catalana en los usos diarios de la comunidad?, ¿ habría que modificar la Ley Lingüística para promover, incentivar y asegurar la primacía de la lengua castellana?
Vayamos a la similitud.
En el Valle de Aran, sus ciudadanos tienen como lengua propia además del castellano y el catalán la lengua aranesa. Dado que esta, es oficial en Cataluña ( como gusta reseñar en el reciente estatuto otorgando propiedad a espacios geográficos y no a los ciudadanos), y su uso es minoritario,¿ no habría, siguiendo las pautas de la ley, que legislar imponiendo los usos de la lengua aranesa?
Punto y aparte…

0 comentarios:

Contador de Visitas